Oh Jesús mío, tu me conoces bien, y sabes que a pesar de mis intentos, no consigo salir de la tristeza y la angustia que ya desde hace tiempo me embarga.
¡Oh poderoso San deshacedor! justiciero de la maldad y la codicia, hoy vengo humillado a tus pies para pedirte permiso para que según viro esta vela, se le deshaga a mis enemigos, hombre o mujer, todo lo malo que estén haciendo contra mí y a todo lo que pertenezca a mí.
Oh Gloriosísimo San Judas Tadeo, tu que eres poderoso en intercesión, a ti acudimos en estos momentos de necesidad para rogarte tengas a bien interceder ante la Santísima Trinidad para que por su amor nos sea concedida la gracia que te pedimos